lunes, 19 de mayo de 2014

Sin escrúpulos, sin vergüenza.

Quiero expresar desde aquí mi más absoluta repulsa ante la falta de dignidad, humanidad y ética por parte de estos políticos del Pa.Po. en el Ayuntamiento de Toledo. Parece ser que los representantes del partido en el Gobierno han olvidado a quien representan, y que no son más que meros gestores al servicio del pueblo. Con esta prepotencia no hacen más que demostrar la falta de interés por los problemas de los ciudadanos, centrándose tan solo en los intereses privados de banqueros y grandes fortunas.

 Con el permiso que supongo me conceda este padre quiero publicar esta carta para que más gente la pueda leer:


“¿En qué estamos fallando cuando personas de esta catadura moral y humana pueden llegar a gobernar a nuestra sociedad?”
“Mi nombre es Fernando, padre de una joven oncológica actualmente en tratamiento, en el hospital «Virgen de la Salud» de Toledo.
Me dirijo a todos los ciudadanos para que escuchen las verdades de un padre que asistió al pleno del día 15 de mayo del 2014, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Toledo, un pleno en el que se denigró, maltrató y despreció a unos padres que en ningún momento, repito, en ningún momento faltaron al respeto, a ningún representante de la ciudadanía, solo los miembros del Grupo Municipal del Partido Popular faltaron a las más elementales leyes de humanidad, dignidad y respeto. Solo una señora del grupo se quedó en su asiento, Ana Isabel Bejarano, a la cual le agradecimos su humanidad, dignidad, y actitud ante nuestras reivindicaciones.
El resto de miembros del PP abandonaron sus asientos, el señor Arturo García-Tizón el primero, al cual le quise entregar el documento que se iba a leer. Y me respondió y cito palabras textuales: «no me importa nada» y solo pude contestarle: «soy padre de una niña oncológica» y volvió a decir «no me interesa». La sensación de impotencia que sientes, ante estas palabras realizadas por un representante de los ciudadanos, que ante todo se debe a la ciudadanía, la falta de la más mínima humanidad, comprensión, tacto y respeto no solo a los padres (también faltó a nuestros hijos, que ya tienen bastante con el calvario que pasan), hace que este señor no merezca la calificación de persona, y menos de ser representante del pueblo.
En lo más profundo de mis convicciones humanas, sociales e ideológicas me pregunto ¿en qué estamos fallando cuando personas de esta catadura moral y humana pueden llegar a gobernar a nuestra sociedad? Concienciémonos de todo lo ocurrido, tenemos todavía tiempo para cambiar esta sinrazón que siempre ataca a los más débiles.
Gracias por su tiempo, el que tal vez falte a nuestros hijos”.

P.Olivares

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