martes, 26 de julio de 2011

Un respetuoso silencio.

Lo primero y ante todo, nuestro más sincero pésame y todo nuestro apoyo a las familias de las victimas de la masacre de Oslo. Espero que nuestra humilde voz pueda llegar a ese lugar, tan lejano de este pequeño pueblo, y reconfortar en la medida de lo posible a estas personas.
 Es terrible pensar como la intransigencia en las ideologías y el fanatismo puede llevar a ciertos sectores a intentar imponer sus ideologías al resto del sociedad. Podemos pensar en esta tragedia como algo ajeno a nuestra sociedad, pero nada tan lejos de la cruda realidad. Estamos empezando a estar demasiado acostumbrados a que traten de imponernos ideas autoritarias por cualquier medio, ya sean las armas, el chantaje, la prevaricación, el abuso de poder, el castigo divino, o simplemente la difamación en cualquier Blog o red social. El fin parece ser el mismo: acallar otras ideas, que se les antojan contrarias a sus intereses personales y para ello no importa el hecho de privar a otra persona de su opinión personal, su libertad, o incluso su vida. Esta falta de respeto por el intelecto ajeno ha sido característico de regímenes totalitarios a lo largo de toda la Historia, y ahora parecen resurgir en Europa, capitaneados por una extrema derecha, que incluso aquí en España empieza a alzar la voz cada vez más impunemente, alentadas por un inminente triunfo electoral del PP. Esperemos que la cordura y la razón se impongan, y podamos navegar tranquilamente por el mar de la libertad y la pluralidad ideológica.
E.M.M.

2 comentarios:

M.Angel Riego Valdés dijo...

Solo la formación, la cultura y el permitir que no se olvide el pasado nos permitirá formar personas y no ovejas, el refrán "A río revuelto ganancia de pescadores" es lo que está pasando en estos momentos. ¿Cómo es posible que los más corruptos sean los más votados?. La ignorancia siembra la envidia y el miedo . CULTURA Y MÁS CULTURA, sólo eso nos puede salvar.

Anónimo dijo...

cultura y religión son incompatibles y si a eso le unimos el fanatismo y las drogas es una bomba de relojeria